La familia
Aquello que contiene el haz de Vulcano nos acerca al mito de la inviolabilidad del eter. Esto no quiere decir estoicismo y discreción hasta el final. No, más allá de ese aparente lujo, tenemos todo un mundo revoloteando alrededor de gente que no se aproxima ni por asomo al dogma básico del bien común. Por tanto, y ya desde la base; hay una contradicción canónica y tribal. A mi entender, el axioma de la alternancia que no permite el esto y ahora. La penumbra y el señor de las moscas frente a la hospitalidad del desierto. El desencuentro en su origen afrancasado y burgués. El público con ojos pardos y mirada perdida ante la cópula insectil y dualista. Pero todo esto, por supuesto no representa la decadencia sino la transformación peculiar en su forma fenomenológica. Osea un tránsito abstracto pero conciliador y bastandose a si mismo en lo contingente pese a quien pese.
Por otro parte, si eso no fuera así todo eso que llamamos rutina tradicional, no funcionaría incluso dentro del orden al que se han dedicado los grandes constructores de religiones desde hace mucho tiempo, vehiculando con más o menos éxito esa cohesión de forma indestructible a partir del concepto de ingeniería, esto es, de parentesco y amistad; los dos pilares que según el conde de Keyserling forman la familia. Encadenados estamos al conjunto de factores que se nos posibilitan, evitando los matices y las diferencias pero conscientes de la trasmutación del metal oro que conlleva toda esa operación; ad majorem Dei gloriam (para mayor gloria de Dios). Ahí entran, evidentemente, cuestiones de herencia, de patrimonio, de continuísmo personal, de extensión vital y de diversos sentimientos entrelazados. En fin, un conjunto de prejuicios existenciales sintomáticos de una era determinada y determinante donde la familia siempre ha sido un tema delicado de tocar, quizás por lo que tiene de fantasía, de peculiaridad dentro del colectivo. como un organismo que hay que cuidar dentro de ese nucleo a modo expansivo y un poco claustrofóbico.
Sin embargo, como apunta Deleuze (refiriéndose a otra cosa) este entorno no hace una apuesta práctica en cuanto que como organismo independiente no afronta el caos en su caida, algo que, por ejemplo, si hacen el arte o la filosofía. En ese sentido, es puro azar y depende de la creación. De ahí, que muchas famílias se rompan por interese cruzados y por el malestar que conlleva esa evolución. Si el drecho se ha ocupado de eso, no es menos cierto que se trata de un derecho matriacal y patriarcal. Esto es, bien en defensa de la madre o del padre en función de cada caso y siempre teniendo en cuenta que son los sujetos fundadores del nucleo familiar. El resto, como digo, es puramente azaroso y es el lenguaje, osea, el contrato verbal entre padre e hijo el que establece el equilibrio. En ese orden compuesto se entran a valorar objetivos propios de la edad y de reciprocidad, y en otro orden de cosas, cuestiones genéticas y de parentesco. ¿Pero , que hay más aburrido que eso para alguien que empieza?. Entonces, para engrasar la máquina como base de futuras operaciones lingüísticas, porque eso es la vida, un gran contrato generacional y lingüístico surge la oferta y la demanda. Esto es, el equilibrio que nos predispone hacia ese camino. Eso que esta en marcha en los paises occidentales desde hace ya algún tiempo y que no acabará hasta que no finalize su propio ciclo natural. Algo, que por otra parte, yo agradezco enormemente porque lo último que desearía es acabar en una dictadura sea esta del tinte que sea.
Estamos, como he dicho en alguno de estos artículos que aquí presentamos, en la hegemonía del periodismo estructuralista en el que el máximo exponente es Marx, al margen de su doctrina libertaria. Elimina pues, toda esa doctrina y nos quedará su campo semántico cultivado durante los siglos XIX y XX. En la familia, ese campo semántico se diluye por erosión o lo que es lo mismo no es una prioridad, ya que al final se delega todo en lo colectivo. ¿Cual es, por tanto, el lugar que ocupa la familia?. Posiblemente, la propiedad; el vivir en simbiosis con el terruño en la medida de lo posible. De ahí, todas las filosofías materialistas y utilitaristas inimaginables y de ahí también que sea el embrión de muchas actitudes conservadoras. Por otro lado, podemos coger todas esas referencias y proyectarlas en el mito, que es más o menos lo que hicieron los griegos y romanos, por ejemplo con el mito de pandora.
Es por eso mismo, que el pensamiento; que deriva del mito, se nos presenta en su forma dual (entre nosotros y el resto), y a partir de ahí se crea a si mismo. La familia, es el primer y último resosrte de ese paradigma indolente y su forma es la entrega reproductiva siendo causa y defecto de aquello que pretende representar. ¿Deberíamos pues, hablar del bien y el mal?. Por supuesto, pero entendiendo que la familia es una institución alejada del imaginario colectivo y que tiene sus propias normas interpretativas, alejadas estas, de todo escrutinio público por no hablar de su adorno intimista y que además focaliza como una esponja todo aquello que le llega de afuera (por ejemplo, la cultura de masas). Para muchos la familia representa, sin embargo, una institución claramente tradicionalista y ortodoxa. Una vuelta al pasado donde algunos retoman el lazo que les unia biológicamente tras una serie de fracasos personales o económicos. Pero, lo que define a la familia, es precisamente esa intimidad sintomática, esa impermeabilidad que le protege de lo exterior.
Por último, si tiene que haber alguna crítica ha de ser a partir de este orden de cosas, esto es, entendiendo esa naturaleza dual latente en todo organismo pero no como un problema sino como un factor añadido a partir del talante y los ejes que puedan deducirse y dilucidarse de esa situación que no es otra que los orígenes y sus circunstancias. Ese monismo es variable y fuente de inspiración y esta abierto a la interpretación de todas sus variables. Ese es el futuro biológico que nos espera (y está esperándonos). La familia, no se desintegrará en ese proceso sino que saldrá reforzada al igual que el resto de la sociedad. y sus instituciones. El único problema será, posiblemente, seguir el mismo patrón social-arcaico que el resto de la sociedad incongruentemente delirante que nos a tocado. En cualquier caso, esas son las pistas que nos ofrece el sistema.